Una de las celebraciones que más nos gusta es la del Día de muertos. Todos felices poniendo nuestro altar para recibir a nuestros seres queridos. ¿Te acuerdas cuándo eras pequeño y pedías tu calaverita?
Como no recordarlo… Fue una de las mejores etapas de nuestra vida. Aquí te vamos a recordar todo lo que pasábamos al ir a pedir dulces.
Tu mamá te podía a ayudar a ser una momia enredándote con gasas. O te daba una escoba y ya eras bruja. El chiste era lucir fenomenal.
4. Se burlaban de ti
Después de elaborar tu mejor disfraz, no faltaban tus primos que mataban tu autoestima burlándose. Pero ya no tenías opción de cambiarte, así que enfrentabas tus miedos.
3. Los vecinos que no te abren la puerta
Siempre pasaba, luces en la casa y no salía nadie a darte dulces. Esos vecinos tacaños no pasarán nunca de moda. Eso sí, que no fuera para cobrar algo, por que bien que iban a tocar tu puerta…
2. Los dulces y el canje
La mayoría del tiempo te tocaba ser al que le tocaban los dulces duros y feos. En algunas ocasiones, hacías trueque de golosinas y tenías suerte.
1. Te dosificaban los dulces
“¡Aaaay, mamaaaá!” Justo eso le decía a mi madre cuando vaciaba mi bolsa de dulces y la guardaba en un bote. Todo esto para asegurarse que no me fuera a enfermar por comer tanta cochinada.