Es una de las construcciones coloniales mejores conservadas del estado.

El inmueble pasó a ser en el siglo XIX una casa comercial y después consulado alemán. En 1933 fue albergue de la escuela Fernando Montaño, posteriormente fue sede de varias dependencias gubernamentales.

En 1967 el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el gobierno estatal firmaron un convenio para remodelar el recinto, lográndose inaugurar en 1969.

El Museo exhibe permanentemente una valiosa colección de cerámica arqueológica, perteneciente a los grupos étnicos de la región: coras, tepehuanes y huicholes.

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El acervo museográfico está distribuido en 6 salas. La primera ofrece una introducción sobre las piezas que integran el recinto.

La siguiente habla sobre tumbas de tiro, del periodo Preclásico, destacando un águila garza esculpida en basalto, cerámica ceremonial, zoomorfa (armadillos y perros) y en forma de calabazas.

La sala tres presenta el estilo aztatlán, el cual se caracteriza por ser una cerámica fina y decorada con bandas paralelas.

Algunos arqueólogos señalan que este estilo se desarrolló durante el periodo tolteca, cuando la región fue colonizada desde el sur y que la frontera norte de la cultura aztatlán llegó hasta el Valle de Culiacán.

En este espacio pueden apreciarse maquetas con representaciones de la vida cotidiana, la tradición musical y figuras chinescas, guerreros y águilas garzas.

En la cuatro se muestran figuras huecas pertenecientes al estilo ixtlán del periodo Postclásico, destacando entre ellas cerámica policroma con motivos calendáricos, religiosos y ceremoniales como pipas, puntas de flechas y un bumerán metálico.

La cinco está destinada a la pintura colonial de los siglos XVII, XVIII y XIX. La sala seis da muestra del arte cora y huichol. Este museo está abierto de lunes a sábado. Los estudiantes con credencial, maestros, niños y ancianos entran gratis.

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