Si hay un himno no oficial de la Ciudad de México es ‘Sábado Distrito Federal’.
La canción que escribió Chava Flores para retratar con humor la vida en la capital mexicana a mediados del siglo XX.
Muchas cosas han cambiado radicalmente desde entonces, pero otras siguen intactas, como las multitudes que cada fin de semana coinciden en el Centro Histórico para hacer compras, pasear o emborracharse.
Nos propusimos examinar cómo es un Sábado Distrito Federal de 2017, este mes que se han cumplido 30 años de la muerte del compositor (el pasado 5 de agosto). Salvador Flores Rivera (1920-1987) era un gran conocedor de la ciudad. Primero, porque vivió en más de doce barrios: desde La Merced -donde nació- hasta Coyoacán.
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Él dijo alguna vez que esto pudo deberse a que su padre “no pagaba la renta a sus debidas horas”.
A ese deambular se sumaron los múltiples oficios que ejerció antes de dedicarse a la música: fue obrero en una fábrica de camisas, cobrador, ayudante de contador, vendió cuadros, zapatos, salchichas y administró una ferretería.
Las experiencias de esas épocas le sirvieron para escribir más de 200 canciones, muchas de ellas sobre las costumbres populares.
Las imágenes que verás a continuación se hicieron en distintas zonas a partir de la canción del llamado cronista de la Ciudad de México.
El primer cambio importante entre su época y la nuestra tiene que ver con el nombre de la ciudad, que desde el año pasado ya no es oficialmente el D.F.
Algunas cosas solo han evolucionado con el tiempo: quizá las pulquerías no son tan populares como antes, pero ahora se toma mezcal en cada cantina.
Ya no empeñamos el reloj para pagar la cuenta, pero tenemos créditos que llevan el registro de nuestras deudas. Dale play al vídeo para escuchar la canción mientras bajas el cursor, lees los versos y ves las fotografías de un sábado cualquiera en la capital.
Sábado Distrito Federal
Sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federal… Ay, ay, aaaaaay…
Desde las diez ya no hay donde parar el coche… Ni un ruletero que lo quiera a uno llevar…
Llegar al centro atravesarlo es un ‘desmoche’… Un hormiguero no tiene tanto animal.
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Los almacenes y las tiendas son alarde… De multitudes que así llegan a comprar.
Al puro fiado porque está la cosa que arde… Al banco llegan nada más para sacar.
El que nada hizo en la semana está sin lana… Va a empeñar la palangana allá en el Monte de Piedad… Hay unas colas de tres cuadras las ingratas… Y no faltan papanatas que le ganen el lugar.
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Desde las doce se llenó la pulquería… Los albañiles acabaron de rayar.
Que repicosas enchiladas hizo Otilia… La fritanguera que allí pone su comal.
Sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federal… Ay, ay, aaaaaaay…
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La burocracia va a las dos a la cantina… Todos los cuetes siempre empiezan a las dos
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Los potentados salen ya con su charchina… Pa’ Cuernavaca pa’ Palo Alto qué sé yo.
Toda la tarde pa’l café se van los vagos… Otros al pokar al billar o al dominó, ahí el desfalco va iniciando sus estragos… ¿Y la familia? ¡Muy bien gracias, no comió!
Los cabaretes en las noches tienen pistas… Atascadas de turistas y de la alta sociedad, pagan sus cuentas con un cheque de rebote… o ahí te dejo el relojote luego lo vendré a sacar.
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Van a los caldos a eso de la madrugada… Los que por suerte se escaparon de la Vial.
Un trío les canta en Indianilla donde acaban ricos y pobres del Distrito Federal.
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Así es un sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federal… Sábado Distrito Federaaaal.
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