Una sola persona pueda hacer la diferencia y el deseo de ayudar de Estefanía Salgado, estudiante de enfermería de 26 años
Una campaña creada por una joven estudiante de enfermería de Chicago se ha multiplicado y ha llegado a poblaciones mexicanas. Ella ha tenido un efecto multiplicador tan grande, que está tocando más corazones de los que ella imaginó.
Después de ver el efecto devastador que tuvo el sismo de 7.1 grados en la tierra de sus padres, y donde ella pasaba todos los veranos con su familia, decidió ayudar a sus paisanos. “Sentía impotencia. Tenía que ayudar, no podía estar de brazos cruzados”, cuenta la joven.
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Su cumpleaños se avecinaba, Estefanía tuvo la idea de no pedir regalos, sino donaciones para juntar dinero y mandárselo a sus familiares que afortunadamente no resultaron heridos o damificados por el temblor,
Amigos y seres queridos, dieron cantidades que iban desde los cinco a los 10 dólares en adelante, logró juntar 600 dólares, mismos que mandó a su primo, para que comprara artículos de primera necesidad y comida.
Con el dinero enviado, González y un grupo de amigos, compraron agua embotellada, papel higiénico, toallas femeninas, latas de atún, comida para perros, medicinas, entre otros. Empezaron a llenar bolsas con las donaciones que subieron a un auto y empezaron a llevar a las zonas cercanas.
Respuesta impresionante
“La respuesta de la gente fue impresionante”, cuenta González, vía telefónica desde México. “Se acercaron nosotros, y nos decían que ellos también querían ayudar. Muchos no tienen dinero y se ofrecen a llevarnos en sus autos para llevar las ayudas a las comunidades”.
En los autos en los que viajan ponen cartulinas con la leyenda “Gracias Chicago” para reconocer el esfuerzo de Estefanía. Ella estaba entregando la ayuda se encontró con otro joven estudiante, Aldo Estrada, de 20 años, quien se sumó al esfuerzo.
“Después del terremoto se respiraba el olor al miedo en las calles. Tuve la idea de poner una campaña en las redes sociales para llevar víveres para la gente necesitada”, cuenta Estrada.
“Vi a Alejandro entregando las bolsas le dije ‘estamos haciendo la misma acción, por qué no nos unimos para que esto sea más grande”.
“Si tú entregas dos bolsas y yo dos bolsas, ya son cuatro, y la ayuda se multiplica”, cuenta Aldo.
Se han ido sumado decenas de jóvenes voluntarios, ya han entregado más de 1,500 bolsas en varias zonas de Morelos. Hemos llevado ayuda a los municipios más pequeños, donde pocas o ninguna organización está llegando. Ayer empezamos siendo un grupo de unos cuantos.
“Hoy por la mañana éramos 80 personas y en la tarde ya éramos 150 y se están sumando más”. “Tenemos que ayudar, por algo seguimos vivos”. cuenta Estrada.
Estefanía sigue con emoción lo que se ha logrado en muy poco tiempo con su campaña de ayuda.
“Me da mucha alegría hacer algo por los demás. Yo pienso seguir mandando dinero y trataré de mandar una cantidad más grande”, dice Salgado.